Es curioso el poder de comunidad que pueden conferirnos, a los seres humanos, sentimientos tan primarios como el miedo, el amor, la tristeza o la felicidad. No importa el lugar donde hayamos nacido, nuestra cultura o personalidad, en mayor o menor grado todos experimentamos estas emociones a lo largo de nuestra vida.
Es por ello que «La soledad de los números primos» de Paolo Giordano ha llegado tan adentro del corazón de sus lectores. Porque la soledad es uno de esos sentimientos, que cuando es impuesta y no buscada, puede conjurar el más terrible de los miedos. Este autor, galardonado con uno de los premios literarios más prestigiosos de Italia, nos brinda con esta su primera obra, una historia que camina sin hacer mucho ruido, de forma cuidada y melancólica, hasta lo más profundo de nosotros mismos.
«Los números primos sólo son exactamente divisibles por 1 y por sí mismos. Ocupan su sitio en la infinita serie de los números naturales y están, como todos los demás, emparedados entre otros dos números, aunque ellos más separados entre sí. Y este ellos, hay algunos más especiales a lo que los matemáticos llaman primos gemelos; solos y perdidos, juntos pero no lo bastante cerca como para tocarse de verdad»
Con esta bella metáfora se enmarcan las historias de Mattia y Alice, nuestros protagonistas italianos cuyas vidas se ven condicionadas por sendos incidentes ocurridos durante su niñez, y con los que irremediablemente deben aprender a vivir. Los acompañamos durante su crecimiento físico y personal hasta el momento en el que se encuentran, como dos números primos gemelos, entrando en una espiral de proximidad en la que se ven, se huelen e incluso se sienten, pero no llegan siquiera a rozarse.
«Las decisiones se toman en unos segundos y se pagan el resto de la vida»
Paolo Giordano nos muestra con personajes bien trazados y definidos, y sin muchas florituras, la fragilidad de la mente humana ante la hostilidad del mundo y cómo, en ocasiones, tan solo necesitamos de un número primo cercano a nosotros, que nos entienda y nos respete tal y como somos, que se acerque lo suficiente como para no sentirnos solos pero no tanto como para arrebatarnos nuestra soledad.
A través de situaciones de suma cotidianeidad que van saltando de un protagonista a otro hasta el momento en el que coinciden en el espacio-tiempo, antes de volver a separarse, experimentamos sensaciones de dolor, alegría, ternura y de profunda angustia. Esta obra nos hace reflexionar sobre la arbitrariedad de la vida y de la posibilidad de que todo podría haber sido diferente de no ser por algunas decisiones. Sin embargo, se puede extraer de ella la nota positiva de la inevitabilidad de ciertos aspectos.
Quien decida darle una oportunidad a esta obra, no debe espera grandes giros de guion, pero sí una prosa cuidada con encantadoras metáforas de la vida, estructurada a base de breves capítulos que consiguen que se convierta en una lectura ligera y placentera.
«Porque estaban unidos por un hilo invisible, oculto entre mil cosas de poca importancia, que sólo podía existir entre dos personas como ellos: dos soledades que se reconocían»
Paolo Giordano (1982) es un físico teórico italiano que se lanzó a publicar su primera novela «La soledad de los números primos» con la que recogió diversos premios a la vez que el reconocimiento del público italiano, y más tarde del resto del mundo. Amante convencido del relato, se ha consolidado en el panorama literario con otras novelas como «El cuerpo humano» o «Tasmania».
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